Con denominaciones tan inquietantes como “el planeta destructor”, “el planeta de la muerte”, “el planeta del destino”, Tyche o Nibiru, el Planeta X es un hipotético y colosal cuerpo celeste alojado en los confines de nuestro sistema planetario, a una distancia 375 veces más lejos que Plutón, y cerca de 15 mil veces más que la distancia de la Tierra al Sol. Sin embargo, este planeta elusivo y de existencia aún no comprobada tendría grandes efectos sobre la órbita de Neptuno, en la Tierra y en todo el Sistema Solar.
Empecemos por hablar de los nombres que se le han otorgado a este planeta. En la antigua Grecia, Tyche era la caprichosa diosa del destino, de la venganza y la justicia retributiva. ¿Por qué este nombre tan amenazador? Primero, porque su descubrimiento se debió a una hipótesis primera. En astronomía es conocido el nombre del millonario Percival Lowell, quien, tras graduarse con honores en Harvard y viajar por Oriente Medio, descubrió que su verdadera pasión era el estudio de los cuerpos celestes. Entre sus teorías, la popular pero absurda creencia de que existen civilizaciones en Marte, también destaca su estudio del Sistema Solar y las influencias gravitacionales de los cuerpos que lo integran; así llegó a la conclusión de que existía un planeta más allá de Neptuno, causante de su desigual órbita. Lowell murió antes de que se llegase a descubrir Plutón, si bien muchos piensan que este cuerpo celeste, reducido a la denominación de planeta enano, no es el buscado Planeta X: Plutón es demasiado pequeño como para causar perturbaciones orbitacionales en Neptuno que Lowell anunció en su tiempo.
El resultado de la búsqueda del Planeta X aún es inconcluso. La dificultad para encontrar al elusivo planeta radica no sólo en su lejanía, puesto que es muy difícil de observar con telescopio, pues se confunde con las millones estrellas, sino en su ubicación, pues se encontraría ubicado en la Nube de Oort, una esfera de pequeños objetos celestes más allá de Neptuno, del cual sólo se conocen con exactitud unos 500 o 600 objetos, sin embargo se piensa que contiene miles de millones de cometas. La distancia a la Nube de Oort es enorme, puesto que se encuentra en el límite más alejado de nuestro sistema solar, se calcula que el borde exterior de esta nube está a algo menos de un año luz. Después, la “nada”, hasta la estrella más próxima, Alfa de la constelación Centauro situada más o menos a 4,2 años luz.
¿Cuáles son las repercusiones del Planeta X en nuestro sistema Solar? En 1984, un grupo de paleontólogos de la Universidad de Chicago estableció que durante los últimos 250 millones de años, la Tierra ha atravesado diversas catástrofes que la llevaron a extinciones. Los fósiles determinaron que han sido alrededor de doce olas, con rangos de un promedio de 26 millones de años. Debemos juntar estas hipótesis con otra diferente, que sugiere que nuestro Sol forma parte de un sistema binario (como lo son el 85% de las galaxias del universo), y que la compañera del Sol es una lejana estrella apagada de la Nube de Oort. Esta estrella, probablemente una marrón enana, sería la que perturba la Nube de Oort entre cada 26 y 34 millones de años, provocando lluvias de cometas y meteoritos en dirección al Sol, lo que explica los impactos y grandes extinciones asociadas a estos períodos. De allí su nombre de Nibiru (o Némesis), “el planeta de la muerte” o “el destructor”.
Por tanto, cabe la posibilidad que el llamado Planeta X sea esta estrella enana y apagada de la Nube de Oort.