Los principios del Yin (lado negro, material, oculto y femenino) y el Yang (lado blanco, inmaterial, preestablecido y masculino) rigen la mentalidad y la vida de la persona oriental, y están ligados al I-Ching, el gran libro del oráculo milenario chino. Al igual que éste se plasman en un disco, pero aún menos complejo llamado el Yin y el Yang, que son dos mitades u opuestos, si bien son complementarios. Su unión es sinusoidal, de modo que es imposible cortar el círculo por la mitad y obtener dos partes de un solo color.
Ahora, después de saber que el Yin y el Yang son opuestos y complementarios, también debemos destacar el hecho de que cada región, tanto la blanca como la negra, poseen un punto del color opuesto; esto indica que todo aspecto del mundo posee las dos partes, incluyéndonos a nosotros. En Occidente podemos entender este concepto de la siguiente forma: el Yang, lado blanco que posee un punto negro, representa el bien con una pizca de maldad. El Yin, el lado negro que contiene un punto blanco, representa el mal con una pizca de bien. El concepto Occidental de «bien y mal» es relativo, puesto que cuando una persona realiza el «bien» (acción), se obtiene como resultado un suceso igual y de signo contrario, un daño, el «mal» (reacción), alguien o algo resulta perjudicado. Y al revés, exactamente lo mismo. Si la armonía de estos dos elementos se rompe, surge el conflicto: guerras, hambrunas, catástrofes naturales. Al unirse equilibran las fuerzas de la naturaleza, al igual que equilibran las energías del cuerpo humano cuando se emplean talismanes con los dibujos del Yin y del Yang, y estos se colocan sobre los chakras principales.
El Yin y el Yang también se encuentran presentes en el horóscopo chino: ambos aspectos se alternan cada año, y se dice que los nacidos bajo el signo del Yang son dinámicos, emprendedores y dados a la aventura, mientras que los nacidos bajo el signo Yin son calmados, prudentes y reflexivos. Cada signo posee un ascendente que depende de la hora y lugar de nacimiento, y un elemento que rige durante dos años, uno bajo el signo del Yin y otro bajo el Yang. Así se establece el equilibrio, un concepto fundamental en la filosofía china y que en occidente está calando desde hace unos años.
Al igual que el Yin y el Yang, en los cinco elementos chinos hay una relación de equilibrio. No existe ningún elemento que sea más fuerte ni más débil. Un elemento es fuerte en la medida que puede controlar a otro, pero es débil porque a su vez puede ser controlado por otro.