Si buscamos en las culturas más antiguas del mundo, podremos encontrar diferentes manifestaciones, en esculturas y pinturas, que imitan la forma de un pino. Aparece en los templos de Camboya, en Indonesia, Egipto, Babilonia, en los templos cristianos. Muchas veces, esta imagen está rodeada de animales venerados en las mencionadas culturas; en los templos camboyanos encontramos dos elefantes cuyas trompas se elevan, y en la Antigua Roma, la escultura «pigna» muestra una piña con dos pavos reales a sus costados.
¿Qué simboliza esta imagen que aparece en distintos lugares del mundo, en diferentes periodos de la historia? La respuesta la encontraremos en la glándula pineal, un órgano ubicado en el mismo centro del cerebro, que posee la forma y tamaño de un piñón (pineal, o relativo al pino, según el médico griego Galeno). Este icono sería además rico en simbología, pues al igual que el piñón, que se abre lentamente para dejar caer sus semillas, la glándula pineal es el órgano de la expansión de la consciencia.
El símbolo del piñón, o tercer ojo, aparece en numerosas culturas de la antigüedad; los piñones adornan instrumentos rituales de los masones, y aparecen en el billete de un dólar de Estados Unidos. En la cultura egipcia encontramos el tercer ojo en el llamado Ojo de Horus y en los jeroglíficos que ilustran la entrada al mundo de Osiris; para la religión hindú, el séptimo chacra reside en la glándula pineal. En los ejercicios de yoga, el practicante presiona el punto más alto de la cabeza contra el suelo, estimulando el séptimo chacra. La glándula pineal, como he mencionado, convierte la luz del sol, o su ausencia, en un estado mental; podemos inferir entonces que una estrella situada a millones de kilómetros de nuestro cerebro, influencia nuestra mente.
La glándula pineal es responsable de la secreción de melatonina, hormona que regula el ciclo del sueño y los cambios propios de la pubertad y adolescencia, además de actuar como antioxidante, regenerador celular e influenciar nuestro sistema inmunológico. Es fotosensible, lo que significa que responde a los cambios de luz; así, durante la noche, segrega melatonina que induce a la calma. Hasta los siete años de edad del ser humano, la glándula pineal segrega su mayor cantidad de melatonina, y luego su secreción disminuye drásticamente.
Sin embargo, en esta página hablaré del aspecto esotérico de la glándula pineal; es decir, de la forma en que este pequeño órgano actúa como un magneto receptor al transformar las influencias externas en estímulos neuroquímicos, y tiene el potencial para mejorar nuestras condiciones de vida y nuestras relaciones con la humanidad. ¿De qué modo? La glándula pineal contribuye en nuestra creatividad, pero la creatividad en el sentido de convertirnos en creadores y forjadores de nuestro destino. René Descartes la llamó “el asiento del alma”.
En estado normal las células del cerebro no hacen sinapsis o intercomunican, en un 100%. El secreto para maximizar el uso del cerebro podría encontrarse en la glándula pineal. Las doctrinas esotéricas afirman que la glándula pineal, o tercer ojo, es el punto de unión entre el mundo físico y las dimensiones del universo, por lo que bien puede ser el órgano que conecta a los médiums con los entes de otra dimensión y, por supuesto, con los espíritus. Además, de que puede hacer consciente la realidad espiritual del ser humano.
Una de las formas más extendidas en el mundo para despertar el potencial de este órgano es mediante la meditación continua y disciplinada. Mediante el ejercicio de la meditación, podemos conectarnos con nuestro yo interno y con el Universo, además de regular las funciones de nuestro cuerpo.
Para despertar este órgano y nuestra conexión con el Universo, lo primero que debemos hacer es aceptar su existencia y potencial. La glándula pineal constituye un puente entre nosotros y el Origen, el amor y la creación. Es el botón de encendido para una mayor consciencia.