La Noche de San Juan dedicada a San Juan Bautista, es considerada la más mágica de todo el año y durante la cual todo es posible, porque las cosas adquieren virtud. Esta mágica noche ocurre durante el solsticio de verano, y consta de una serie de prácticas mágico medicinales, creencias y rituales destinados a diversos fines.
Los rituales celebrados durante la Noche de San Juan hunden sus raíces en once prácticas indoeuropeas de tiempos pasados, y se clasifican en tres tipos: ritos purificadores de fuego (que se plasma básicamente en la creación de hogueras y sus distintos usos), ritos vegetales (recolección y consumo de hierbas mágicas) y ritos profilácticos de agua (que tiene que ver con la ingestión y los baños purificadores de agua).
Durante la madrugada de la Noche de San Juan, se celebran diversos tipos de prácticas adivinatorias, que buscan aprovechar el momento propicio para adivinar el futuro en dos aspectos: el amor y la muerte. Algunas prácticas pueden ser muy variopintas e incluso estrafalarias. Veamos algunas prácticas adivinatorias relacionadas con el amor:
Una costumbre entre los jóvenes es mirarse al espejo o a cualquier superficie refractaria (agua, vidrios), para tratar de ver en su reflejo el rostro de su futuro cónyuge.
Algunas muchachas derraman agua bendecida en la puerta de sus casas y se esconden para ver al primer hombre que pase por el lugar, pues según la tradición, ese es su futuro cónyuge.
Otras mujeres echan plomo licuado en una sartén y por medio de la forma que toma al solidificarse, tratan de adivinar el aspecto del futuro esposo o qué les depara el amor.
Muchas mujeres solteras echan un huevo en un orinal, lo tapan y pasan la noche rezando; luego, al amanecer, exponen el orinal a la luz y miran la forma que adquiere el huevo, para adivinar la forma del hombre que será su esposo.
Otras colocan tres alcachofas silvestres debajo de la cama y cada una simboliza un estado: casada, soltera y monja. La primera en florecer les indicará su estado.
Algunos ritos relacionados con la ventura y la muerte son:
Siguiendo una costumbre ancestral, los jóvenes acuden a la plaza mayor de la ciudad con un huevo y un vaso de cristal lleno de agua; cuando suena la primera campanada de la medianoche vacían el huevo en el vaso y tratan de dilucidar la figura que se forma en el agua. Si es un navío o una figura relacionada con el agua, la felicidad está en el agua; si es un castillo, la ventura llegará por tierra.
Aquellos que quieren saber el tiempo aproximado de su vida se ubican frente al Sol, durante los primeros instantes del amanecer del día de San Juan, de forma que proyecten una sombra sobre una pared; si la sombra está completa, su vida será larga, pero si le falta la cabeza es señal inequívoca de muerte próxima.
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