Los chakras resultan de un fenómeno magnético conocido como polaridad, que en el caso del ser humano, establece su eje a lo largo de la columna vertebral; de esta polaridad nace el hecho de que el espíritu se manifieste en el chakra más alto, es decir, en la corona de la cabeza, y que la materia, en su forma más densa, se manifieste en el chakra de la raíz. Entre estos dos polos existen cinco etapas intermedias, que ganan densidad conforme la fuerza de la vida desciende por la columna vertebral, hasta llegar a su involución en la materia.
Debido a que la vibración se vincula con los colores y el sonido, cada chakra se relacionará con un color y un tipo de sonido o nota musical, de este modo, a medida que los chakras van descendiendo y ganando densidad, su vibración se hace más lenta y sus sonidos son más graves. La tradición hindú establece las siguientes vibraciones de los chakras, de modo ascendente, desde la raíz hasta la corona: 4, 6, 10, 12, 16, 96, 960.
Los Siete Chakras Principales
El chakra del centro raíz ubicado en la base de la columna vertebral, le corresponden las glándulas de los ovarios y los testículos. Las energías que se manifiestan en este punto han alcanzado su más bajo nivel vibratorio. En términos de sonido podríamos decir que este chakra representa la nota más grave. El elemento de este chakra es la tierra, por lo que nos otorga solidez, sensación de seguridad y estabilidad. Cuando nos sentimos inseguros o nerviosos las corrientes vitales dejan de fluir por este centro energético. El chakra de la raíz rige las partes más sólidas de nuestro cuerpo (los huesos, los dientes, las uñas) y se vincula con el sentido del olfato. De allí se desprende el hecho de que las criaturas cercanas a la tierra posean un desarrollado sentido del olfato.
- El chakra del centro sacral ubicado a la altura del ombligo, a nivel del sacro. Para muchos pueblos orientales esta área concentra la mayor energía. Este chakra se asocia con el nivel del gusto y su elemento es el agua.
- El chakra del centro solar se ubica sobre el área del plexo solar y su centro de poder son las glándulas suprarrenales. Su elemento es el fuego y se vincula con sentimientos de calidez y jovialidad. De este chakra deriva el sentido de la vista, pues sólo es posible ver gracias al fuego.
- El chakra del centro del corazón se ubica a nivel del esternón, y es uno de los chakras a los que los sanadores recurren con mayor frecuencia. Este punto es el centro de sentimientos de animosidad, movilidad y ligereza, y su elemento es el Aire. De este chakra se deriva el sentido del tacto.
- El chakra del centro de la garganta tiene su centro de poder en la glándula tiroides, y se vincula con la sensación que percibimos del espacio. Su elemento es el Éter, y de él se deriva el sentido del oído.
- El chakra del centro de las cejas es llamado también el tercer ojo, tiene su poder en la glándula pituitaria. Su función queda descrita por su nombre en sánscrito, Ajna (mando). En este chakra se manifiesta la mente y por ella controlamos la personalidad; es la sede del poder del pensamiento, que es tan poderoso que se materializa a través del Éter. Por ello nos convertimos en lo que pensamos.
- El chakra del centro de la corona es el último y menos denso de los chakras, se sitúa en la parte más alta de la cabeza y se vincula con los canales de energía cósmica en el cuerpo. Su centro de poder es la glándula pineal y posee la mayor vibración de energía.
Una vez que tenemos presente que el espíritu se manifiesta en el último chakra, situado en lo alto de la cabeza, pasamos al chakra de la mente y del pensamiento. A continuación, viene el chakra del cuerpo, sede del Éter, del cual se derivan los cuatro elementos inferiores: Aire, Fuego, Agua y Tierra (los cuales, a su vez, radican en los chakras inferiores), y que luego regresan a él.
Los alquimistas observaron que cada chakra se diferencia únicamente en su nivel de vibración, por lo que resultó lógico concluir que un nivel puede transmutarse en otro al cambiar el ritmo de vibración. Así, la alquimia esotérica se centra en la meta de refinar la consciencia del hombre y activar los chakras, y que el último de ellos alcance un estado de pureza como el oro en cuanto a consciencia espiritual.
La Astrología y los Chakras
¿Cómo es posible que el curso y navegación de los planetas afecte la vida de los seres humanos? ¿Existe alguna correspondencia entre el Zodíaco del Universo y el llamado Zodíaco interno? Debemos tener en cuenta que la verdadera influencia sólo puede darse a través de la vibración, por lo que las influencias planetarias sólo se hacen efectivas sobre el sistema humano a través de los chakras.
Cuando nacemos, entramos en el flujo del devenir, y ese punto por donde ingresamos marca la forma de nuestra alma encarnada, establece las experiencias que esta alma requiere para pasar este estado de evolución. Por ello, un conocimiento adecuado de la astrología nos puede ayudar a predecir los acontecimientos que rodearán a una determinada encarnación e incluso, señalar nuestras futuras encarnaciones y bajo qué signos se producirán. Al respecto te recomiendo que leas en: Menú > Diversos > Astrología: Materialismo, Espiritualidad o Sincronismo.
El Cuarto Polo Magnético y el Aura
El hombre constituye una magneto cuadripolar que sigue las leyes de la electricidad y magnetismo, debido a que ciertamente el organismo alberga una corriente de voltaje eléctrico. El aura es un campo magnético generado por la polaridad entre el chakra de la corona y el de la raíz, y se manifiesta como una luz de un espesor no mayor de doce o quince milímetros; constituye un depósito de energía vital y mantiene la armonía en el organismo.
Cada chakra constituye por sí un vórtice de energía que gira debido a la acción de dos corrientes opuestas: una positiva y otra negativa. Si durante el cruce de estas dos corrientes, la energía positiva es dominante, el chakra girará en la dirección correcta. A su vez, la energía de este chakra fluirá hacia fuera o hacia adentro, dependiendo de su giro. Cuando la energía fluye hacia fuera de un chakra, tenemos la experiencia de actividad y acción; cuando la energía fluye hacia dentro del chakra, tenemos la experiencia de sensación. Así, en cada chakra albergamos la sensación por cada sentido y cinco órganos de acción.
Esta corriente de energía es el aliento, y es por ello que la respiración posee tal importancia. La respiración predomina siempre a través de una de las ventanas de la nariz, y esta alternancia produce el flujo de las corrientes energéticas y el giro de los chakras. Sin embargo, el aliento humano no suele estar en sincronía con el Gran Aliento; lograr esta alineación equivale a identificar nuestro ser individual con el del ser Universal.
El flujo de vibraciones cambiantes es conocido como mareas táttwicas, y tiene correspondencia con el del flujo de las mareas táttwicas del Universo. En el cosmos este flujo se observa en el sistema planetario: en el Zodíaco, en las estaciones; en el sistema humano también se ve este flujo con los cambios zodiacales, estacionales y lunares. Y es debido a este flujo de energías, reflejadas una en la otra, que podemos calcular los acontecimientos futuros.
Los flujos de energía positiva y negativa se encuentran sujetos a las leyes de los contrarios; es decir, que lo igual repele a lo igual y lo opuesto atrae a lo opuesto. De este modo, cada tattwa es el resultado de la interacción entre estas dos energías.
La Limpieza de los Chakras
La ciencia de abrir los chakras se basa en la postura y la respiración, ambas prácticas llevadas y entendidas en su sentido más amplio. Cuando hablamos de postura, me refiero también a la actitud que la persona adquiere frente a la vida, por lo que este concepto se extiende hasta abarcar no sólo el ámbito físico, sino también el mental. En cuanto a la respiración, podemos entenderla no sólo como el intercambio de gases a nivel orgánico, sino también como el fluir de la energía entre los polos de materia y espíritu.
El yoga, con la utilización de sus diversas posturas y el control de la respiración, tiene por objetivo primordial el desbloquear los chakras y la energía que el ser humano guarda en su interior, en busca de un equilibrio que permita que la consciencia ascienda a un estado superior. Los ejercicios de estiramiento y torsión a nivel de la columna vertebral propios del yoga promueven el flujo de la energía por el sistema. Otra importante categoría de ejercicios de yoga se compone de prácticas que promueven el equilibrio de los chakras, pues con él se aprende a controlar y equilibrar las energías positivas y negativas de nuestro sistema.
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