Artículo Considerado muy Importante
Desde el nacimiento e incluso desde nuestra misma concepción, los seres humanos poseemos un potencial de lo que llegaremos a ser. Las influencias astrales de nuestro plano espacio‑tiempo, la herencia genética, la posterior formación y el entorno, acumulan una historia que con el paso del tiempo iremos desengranando y nos obligará a elegir, a veces inconscientemente, el rumbo de nuestra existencia en este tránsito terrenal, dentro de las propias limitaciones, con nuestras fortalezas y debilidades. Dentro de esta compleja situación, marco de nuestra vida, si poseemos el apoyo necesario para anticiparnos al devenir, estaremos en situación ventajosa para afrontar con ciertas garantías de éxito, situaciones futuras adversas o por el contrario, aprenderemos a sacar provecho de las futuras épocas benéficas.
Muchas personas se benefician del provecho que obtienen de un buen profesional del tarot, videncia o astrología, pero son muchas más las que, por miedo o desconocimiento, no se han aproximado a este mundo maravilloso que hasta hace unos pocos años era hermético. A estas últimas quiero explicarles en qué consiste tirar el tarot. Mi larga experiencia también servirá de ayuda a los aficionados y a quienes se inician.
La astrología científica, las cartas del tarot y otras mancias, ayudan a predecir tanto la adversidad como la prosperidad. No son métodos perfectos y probablemente no lo serán nunca, debido a que el individuo goza de cierta capacidad de maniobra para gobernar el timón de su vida. Sin embargo, al utilizar el tarot para conocer nuestras posibilidades, nos adelantamos a los acontecimientos y, al entender nuestra situación desde una nueva perspectiva y la objetividad del tarotista, gozaremos de mayor capacidad para modificar lo adverso a nuestro favor y, por supuesto, obtener mayor beneficio cuando sepamos que se aproxima una etapa de prosperidad.
Entre mis criterios siempre he tenido uno muy presente: prefiero saber el 10% de algo que el 100% de nada. Y ahí es donde entra en acción el tarot; si lo manejamos bien nos informará al menos de ese 10% que se avecina a nuestra vida.
Como he dicho, ninguna mancia como el tarot es un sistema perfecto, y no podemos conocer los pequeños detalles del devenir. Nunca sabremos el 100%, en cambio se nos abrirán las puertas a un mundo nuevo de posibilidades, como por ejemplo: conocer soluciones a nuestros problemas, decidir el camino más propicio para una determinada acción, tomar decisiones más fundamentadas.
Una vez establecida la base del tarot, vamos a conocer lo necesario para el arte de tirar la baraja de cartas del tarot.
La Concentración
Antes de iniciar la tirada, el tarotista debe concentrarse y permanecer en un estado de tranquilidad y sosiego. En épocas donde el tarotista está inquieto por sus propios problemas, no es aconsejable echar el tarot a nadie ni practicar la videncia.
El estado de concentración no implica, sin embargo, forzar la mente a prestar una atención tensa, sino todo lo contrario, requiere mucha relajación, y después lograr suavemente que nuestra voluntad y sobre todo nuestra atención se dirija a un objeto determinado: puede ser el mazo de cartas del tarot, una pirámide de cuarzo o la bola de cristal, un cuadro en la pared que nos inspire o cualquier objeto que revista especial importancia. Entre tanto, la mente se mantiene tranquila, serena, pero despierta y atenta, lo que abre el canal mental de percepción para recibir información.
Cuando te dispongas a tirar el tarot, realiza algunas respiraciones profundas que te ayuden a encontrar la calma y concentración que este arte necesita. Cuando logres la concentración te darás cuenta que tienes mejor capacidad para interpretar las cartas; fácilmente hallarás la solución al problema que te plantee el cliente o, al menos, podrás decirle con facilidad lo que va a ocurrirle.
El Lugar Donde Pasar Consulta
La cultura popular nos ha llevado a pensar que el consultorio de un tarotista o vidente debe encontrarse en penumbra, pleno de objetos misteriosos, exhibir imágenes de santos o demonios y oler a incienso o a esencias extrañas. Nada más lejos de la verdad; todo eso pertenece al cine y al sensacionalismo que el director del film quiere imprimir a la película para impresionar al público.
Para lograr el ambiente propicio para la lectura del tarot, el consultorio debe ser sobrio, sencillo, desprovisto de cualquier artículo extraño que pueda distraer la atención del consultante, como: exceso de imágenes de santos, candelabros, montones de libros, espadas y cuchillos de mago empleados en rituales, una calavera sobre la mesa, cuadros místicos, estatuas y un largo etcétera.
La habitación dedicada a la consulta debe limitarse a una mesa de madera, dos o tres sillas cómodas y, como máximo, un armario donde se guardarán las barajas del tarot u otras mancias y algunos libros de consulta, como por ejemplo: las tablas de efemérides, el libro de cambios horarios, el disco calculador de aspectos, etc., si el tarotista también es astrólogo.
La luz de la habitación no debe ser muy fuerte para no crear incomodidad, hay personas sensibles al exceso de luz (fotofobia), pero debe ser suficiente para iluminar adecuadamente el lugar; preferiblemente luz cálida. Según sean las dimensiones de la consulta, en ocasiones resulta aconsejable contar con una luz en la mesa donde se echa el tarot, que ilumine únicamente la zona donde se colocan las cartas.
El cliente ha de sentirse muy cómodo en todos los sentidos. Un punto a tener en cuenta es la inclinación religiosa del consultante, como no la sabemos salvo que le conozcamos de tiempo, se recomienda que la habitación esté libre de imágenes de una determinada religión, al menos de un exceso de estas imágenes. Mi experiencia personal me demuestra que no existe excesivo problema si se hace así. A lo largo de mi carrera profesional he recibido visitas de musulmanes e hindúes, y jamás he tenido una queja por tener la imagen de un santo e incluso la Biblia encima de la mesa.
El aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno son dos temas a tener en cuenta, porque forman parte de la comodidad y relajación en la consulta. Al igual que cerciorarse de que ventanas y puertas estén cerradas durante la consulta, que nadie, nuestra familia o vecinos, puedan escuchar lo que se habla con el cliente. En ocasiones se realizan comentarios durante la tirada que si son escuchados por terceros incomodan al cliente. Todo lo que se habla entre tarotista y consultante debe quedar entre las cuatro paredes de la habitación. Por poner un ejemplo, sería como ir a confesarse al sacerdote de la iglesia; es secreto de confesión.
Si la consulta es por teléfono no debe realizarse ninguna grabación, excepto en casos concretos que el cliente nos pida grabar la consulta, en ese caso debemos tener la certeza de su autorización y observar la ley de protección de datos personales y otras leyes que correspondan en su momento.
En la consulta no debe haber animales domésticos; hay clientes que no los toleran. Tampoco fumar delante del cliente mientras se echan las cartas, mejor no fumar en ningún momento; esperar a que éste haya marchado. Un detalle que muchos profesionales no tienen en cuenta, es NO responder el teléfono cuando se está realizando una consulta. Hay tarotistas y videntes que les gusta impresionar y dar la imagen de lo importantes que son, y mientras atienden un cliente no paran de responder el teléfono con un asunto u otro. Una regla de oro: mientras se atiende a un cliente, el tiempo requerido para la consulta pertenece a ese cliente y a nadie más.
Abrir la ventana y la puerta después de la consulta para que corra el aire es una práctica beneficiosa; se debe limpiar el ambiente de cualquier vibración y renovar el aire.
Las Cartas del Tarot
Los fenómenos parapsicológicos discurren por un canal psíquico que recibe diversos nombres: prana, fluido magnético, bioenergía, energía espiritual, fluido astral, Chi, Od, etc.
Este fluido pertenece a la misma energía para todos, pero es diferente y único en cada uno de nosotros, y todo lo que tocamos se impregna de él; es como una huella energética personal. Por tanto, si deseamos tirar las cartas del tarot, primero de todo hay que elegir la baraja que nos gusta, aquella cuyas imágenes de entrada nos atraen y sugieren ideas a nuestra mente. Segundo, debe ser nueva, no debe prestarse a nadie, y siempre utilizarse con la misma finalidad, tratar de ayudar a nuestro cliente. El mazo de cartas del tarot debe convertirse en parte de nosotros, como una extensión, un miembro más.
Cuando el mazo de cartas del tarot no se emplea, deberá guardarse envolviéndolo en un pañuelo de seda de color violeta (púrpura), y guardarlo en el armario de la consulta sin que nadie lo toque; la baraja del tarot es la herramienta del tarotista, suya y de nadie más.
El Primer Contacto con las Cartas del Tarot
Abre la caja, saca las cartas y separa los Arcanos Mayores de los Menores; normalmente vienen separados. Aparta cualquier otra carta complementaria si la hay. Empieza por los Arcanos Mayores, mira detenidamente cada tarot, fíjate bien en las imágenes, memoriza el número (normalmente romano) del tarot y la imagen. Observa los detalles de las imágenes, toma el tiempo que necesitas en cada carta, no tengas prisa; aprender a echar correctamente el tarot requiere tiempo, esfuerzo y años de experiencia. Sé atento y metódico, aprende cada día una carta, el número, el nombre, los detalles de la imagen y lo que te sugieren. Cada vez que termines este trabajo guarda la baraja en el pañuelo y en el armario, y así cada día.
No quieras echar el tarot el primer día, ten paciencia. Cuando hayas memorizado cada carta y te hayas familiarizado con los Arcanos Mayores, lee detenidamente el manual que acompaña la baraja, sino compra algún buen libro de tarot que hable de tu baraja. Profundiza en el simbolismo, trata de recordar cada tarot y el significado al derecho y al revés. Te llevará tiempo, no te impacientes; piensa que los humanos hemos llegado a un elevado grado de evolución después de miles de años. No te pido que dediques el resto de tu vida a aprender los Arcanos Mayores, sólo unos cuantos días o semanas.
Ahora empieza a practicar con sencillas tiradas. Haz preguntas simples y trata de interpretar el resultado, primero con una carta (varias veces), después con dos (varias veces) y así sucesivamente, hasta que seas capaz de hacer una breve interpretación a una pregunta simple con tres cartas a la vez. Después podrás practicar con las tiradas que encontrará en esta web, primero con las sencillas y luego con otras algo más complejas. En el menú de esta web encontrarás abundante información sobre diversas cartas de tarot.
Poco a poco, con el paso del tiempo y la práctica, verás que eres capaz de desvelar acontecimientos y que otras veces te vienen cosas a la mente, respuestas, mensajes, simplemente al barajar las cartas. Eso es indicio de que tu videncia se está desarrollando.
Cuando domines perfectamente los Arcanos Mayores, realiza el mismo proceso con los Arcanos Menores. Llegará el día en el que podrás realizar complejas tiradas con toda la baraja y te habrás convertido en tarotista. Pero te advierto, el camino es largo, duro, y muchas veces desearás dejarlo. Incluso recibirá alguna que otra coz de algún cliente insatisfecho, porque espera escuchar aquello que quiere oír.
Antes de Echar las Cartas
Antes de iniciar una consulta de tarot, conviene que el tarotista o vidente hable relajadamente durante unos minutos acerca del motivo de la visita. Se trata de relajar la situación, de crear una atmósfera de tranquilidad y paz, que el cliente se sienta cómodo; hay personas que entran en la consulta atemorizados cuando es la primera vez que acuden a un profesional. Han escuchado o leído decenas de comentarios, muchos de ellos muy negativos, sobre estafas, brujerías y dominios, para que el cliente vuelva una y otra vez para sacarle el dinero. Crear este ambiente de paz debe hacerse sobre todo cuando el consultante es la primera vez que acude a tu consulta y, al mismo tiempo, tener en cuenta todos los detalles que he explicado más arriba.
Conviene que el cliente dé el nombre y si es posible el primer apellido, con el único propósito de hacer las preguntas al tarot de forma concreta y concisa; asimismo, si hay que preguntar por terceras personas, es deseable saber nombre y primer apellido, incluso el signo astrológico de uno y otro para focalizar aún más la pregunta. Todos esos datos deben olvidarse una vez el cliente ha salido de la consulta y si se han anotado en un papel, recomiendo romperlo y tirarlo; es una cuestión de ética profesional. Para hacer una buena consulta no sirve que el cliente te diga: “soy Tauro y quiero saber cómo me irá con un Sagitario”.
No me mal interpretes, no se trata de sacar información privada al consultante, éste no debe explicarnos su vida con pelos y señales, de lo contrario puede pensar que después le repetimos esa misma información con otras palabras, fingiendo que la hemos recibido desde el más allá. Nunca ha sido buen camino hacer teatro en la consulta. Hay que ser realista, verdadero, decir lo que se ve o se percibe con naturalidad, sin fingir ni exagerar. Un astrólogo, un tarotista o un vidente, está en la profesión para ayudar al prójimo, no al contrario.
El tarotista o vidente debe ser persona con mucha mano izquierda e incluso diplomacia; saber comunicar delicadamente la información que se recibe del tarot, es la misión del profesional aunque ésta sea dura, siempre sin cambiar la verdad o tratar de disfrazarla. El cliente debe saber con certeza qué ocurre o qué va a ocurrir en su vida, para estar dispuesto a afrontar los futuros acontecimientos con entereza si se prevén dificultades. El tarotista o vidente debe transmitir la información del tarot, nunca influenciar al consultante o tomar decisiones por él. La toma de decisiones corresponde al cliente, quien es dueño de su propia existencia.
Un caso aparte es el consultante que viene a la consulta esperando escuchar lo que desea oír; en realidad desean que le regalen los oídos. Tienen ideas, proyectos, intenciones y ambiciones de cualquier especie, y sólo quieren que alguien les refuerce esa posición. Desean escuchar que van por el buen camino y que van a triunfar en sus propósitos. En estos casos, hay que continuar siendo íntegro como profesional y decir lo que se percibe en el tarot, sea bueno o no. Si la consulta se pone tensa lo mejor es abandonar la sesión con absoluta diplomacia, no cobrar nada y permitir que el cliente vaya a otro profesional donde tal vez escuche lo que desea; tratar con determinados clientes es en ocasiones una labor difícil y hay que armarse de paciencia.
Si un día te llaman o van a visitarte para una consulta y no te encuentras en plenas facultades, sé honesto contigo mismo y con el cliente, dile que lo mejor es dejarlo para otra ocasión, porque ese día no te llega la buena onda.
Ritual para Echar el Tarot
Una vez sentado el cliente delante de ti y que se haya distendido el ambiente, toma el mazo de cartas del tarot en tus manos, recita una pequeña oración, puede ser mentalmente, pidiendo ayuda a tus guías y entidades superiores desconocidas, también a algún santo o santa de tu especial devoción. A partir de ahí elije el tipo de tirada o tiradas con las que tienes especial afinidad. Baraja las cartas del tarot, permite que alguna quede invertida, no le des la vuelta, para obtener mayor claridad en las respuestas. Recomiendo ir de lo general al detalle, de lo grande a lo pequeño, empezando por unas simples tiradas generales con pocas cartas que indiquen qué está sucediendo. Poco a poco se van empleando más cartas y se van realizando tiradas más complejas a medida que avanzamos y obtenemos información, y el cliente nos manifiesta que estamos en lo cierto. Finalmente, se emplean tiradas donde interviene toda la baraja, tanto los Arcanos Mayores como los Menores, y es ahí donde se obtiene una amplitud y profundidad de información única y exclusiva. Cuando llegues a realizar esto tal como explico te habrás convertido en todo un profesional. Pero, recuerda, como he dicho anteriormente el camino es largo y duro, en ocasiones lleno de dificultades; si alcanzas la meta te lo habrás ganado.
Cuando termines la sesión sopla ligeramente sobre las cartas, puedes abrir la ventana y la puerta, y permite que la habitación y tus cartas del tarot se ventilen. Después toma la baraja y vuelve a guardarla en el pañuelo de seda hasta la próxima sesión. Si tienes varias sesiones seguidas lo mejor es que descanses unos minutos entre consulta y consulta, ventilando siempre la habitación para eliminar cualquier efluvio de la visita anterior.
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