El niño Piscis es por naturaleza asustadizo, temeroso, se siente inclinado a la introversión, porque vive en un mundo idealizado por sus sueños fantásticos. La vida que le rodea tiene poco que ver con lo indescriptible de su fantasía. Lo idealiza todo, tratando de buscar en estas fantasías un escape a la esterilidad del mundo en el que vive, ya que no se asemeja para nada al ideal que Piscis concibe en su mente.
Piscis requiere un gran esfuerzo de comprensión y dedicación por parte de los padres, pues son numerosos los niños Piscis que resultan ser unos auténticos incomprendidos. Esta naturaleza de Piscis se debe a la influencia de su regente Neptuno, un planeta de estructura gaseosa cuya influencia es sutil y absolutamente inmaterial. Como planeta gaseoso, Neptuno influye de forma que sus hijos están mentalmente en las nubes. La poderosa influencia neptuniana va corrigiéndose con el paso de los años, y ya de adulto, la vida obliga a Piscis a bajar de los cielos y tocar firmemente de pies al suelo, para enfrentarse a las condiciones de vida de nuestra sociedad. Esta situación se verá incrementada si Piscis tiene un ascendente de Tierra, que lo ancle a la realidad tangible que le ha tocado vivir.
La dedicación de la familia al niño Piscis es fundamental, primero debe entenderle y al tiempo crear una atmósfera familiar realista y seria, que contribuya a evitar en lo posible las cuitas mentales de Piscis; su habitual escape mental a la dimensión de la fantasía y lo desconocido.
Uno de los peores problemas que puede ocurrirle al niño o adolescente Piscis, es vivir en una familia desestructurada, que sólo añadirá presión a su necesidad de escapismo de la realidad. Situación que puede confundirle profundamente, hasta el extremo de que viva en un estado continuo de ambigüedad, ilusorio, confundiendo la realidad con la ficción, lo bueno con lo malo.
Cuando Piscis se siente rechazado por la familia, sobre todo por el padre o la madre, sólo hace que incrementar su interiorización y cada día que pasa se instala un poco más en su mundo ideal, tratando de apartarse de la infelicidad del hogar.
Como Piscis es un ser especial la familia está obligada a comprender que delante tiene a un ser poco común, el último signo del Zodíaco y en consecuencia el más universal, que ha dado al mundo personas de sublime genialidad. La mente de Piscis es distinta al resto, no se encuentra limitada por el tiempo y el espacio, su sensibilidad es extremadamente acusada, buena prueba de ello es que el signo ha dado poetas, músicos, pintores, físicos, cuyos nombres perdurarán en las enciclopedias y libros de texto de todo el mundo.
Un modo correcto de afrontar el deslizamiento mental de Piscis, es crearle costumbres y obligaciones a las que deba sujetarse, por ejemplo: ordenar su habitación y sus juguetes a unas horas determinadas, realizar las tareas escolares, los clásicos deberes, estableciendo un horario y que se ciña a él sin excusas, cepillar sus zapatos habitualmente, etc. Resulta muy adecuado establecer una tabla con horarios, de la mañana a la noche, desde que se levanta hasta que se acuesta, por supuesto permitiendo un tiempo para su ocio. Para Piscis supondrá un esfuerzo extraordinario, ya que su inclinación natural es hacer ahora una cosa, dejarla a medias, ponerse hacer otra (que curiosamente tampoco concluye), y así sucesivamente. Este esfuerzo dirigirá su voluntad hacia fines concretos, evitando la fuerte corriente de sus impulsos que le llevan a la dispersión. No obstante, tengo que aclarar que este aspecto escurridizo y disperso, no se da tanto cuando el nativo tiene ascendente de Tierra o varios planetas en signos de Tierra.
La familia de Piscis es responsable solidariamente junto a los educadores, de su correcta formación, procurando enseñarle a tomar decisiones desde pequeño, que le obliguen a realizar elecciones basadas en el razonamiento, y evitar arbitrariedades sin fundamento, guiadas únicamente por el instinto de su carácter neptuniano.
Un nativo de Piscis ama extraordinariamente su vida interna, de hecho se constata que estos nativos gozan de gran riqueza interior, o sea, viven la vida desde dentro y la mayoría de veces en silencio, incluso en aislamiento como un monje. Una tendencia muy común en Piscis es retirarse a su hogar y pasar largos periodos de recogimiento o descanso. Esto sucede con frecuencia cuando Piscis atraviesa una etapa de problemas, cuando las cosas no resultan como él desea, en ese momento se interioriza y encierra desapareciendo de la vida, cuando en realidad debería hacer lo contrario, es decir, abrirse al mundo, a la gente, y con los problemas actuar de modo distinto, agarrar el toro por los cuernos y enfrentarse sin temor a ellos para hallar una pronta solución.
En el hogar de Piscis los objetos decorativos no están presentes porque sí, existe una razón para estar en el lugar que ocupan. Piscis le da un sentido que para él es único y exclusivo. Un cuadro, una figura de cerámica, un recuerdo de un viaje a otro país, una foto, todo está presente porque le recuerda momentos y circunstancias especiales de su vida, como el inicio de un amor, un éxito profesional o deportivo, un buen negocio, etc., cualquier cosa que Piscis considere que reúne suficientes motivos. Sin embargo, se dan casos extraordinarios de nativos Piscis que son capaces de dar un giro de 180 grados a su entorno, y se desprenden con suma facilidad de objetos del pasado, sobre todo cuando estos traen malos recuerdos a su mente, en un intento de borrar los sucesos de una mala época como si nunca hubieran ocurrido. Esta misma capacidad de romper con el pasado se da en los sentimientos, algunos nativos Piscis son muy drásticos en el amor, hasta el extremo que cuando se les cruzan los cables rompen con absoluta facilidad y después raramente miran atrás.
El hogar de Piscis es muchas veces inconfundible, sea adinerado o no se dan dos claras tendencias. Por una parte el hogar del Piscis sublime y refinado, con todo en su lugar y una decoración que crea un ambiente cálido, de recogimiento y de paz espiritual. Y por otra parte, el hogar del Piscis abandonado a su suerte, con todo por medio, sin ningún orden ni concierto. A título anecdótico citaré un caso de un cliente fuera de lo corriente. Ocurrió en los años ochenta, por aquella época tenía mi despacho junto al campo de fútbol del Barcelona. Lo curioso del asunto es que esta persona me contó la anécdota como algo tan natural para él. El mencionado cliente, después de bañarse, por supuesto el día que recordaba hacerlo (no siempre pues no lo tenía incorporado como hábito), se vestía con lo que agarraba más a mano, si no encontraba ropa limpia iba a la lavadora y se vestía con ropa sucia pendiente de lavar. ¡Increíble pero cierto! ¡Por fortuna la inmensa mayoría de Piscis no son así!