La onicomancia consiste en adivinar el futuro por medio de un aceite que se frota en las uñas; esta mancia fue dignificada con el título de observación del ángel Uriel. Para realizar esta ceremonia, se vierte hollín, aceite de oliva o de nuez mezclada con sebo en la mano derecha de un muchacho o muchacha virgen, y luego, el muchacho o muchacha debe poner las uñas de los dedos al sol para que el vidente busque formas reflejadas en las uñas e interpretarlas a continuación.
El tiempo y orientación en que las uñas son observadas varía con respeto al fin de la ceremonia. Si el consultante busca saber sobre su economía, suerte o bienes materiales, el análisis debe realizarse de cara al Este, y el sol debe dar directamente sobre las uñas. Si la consulta está relacionada con crímenes, asesinatos o sobre relaciones amorosas, el análisis se realiza mirando al Sur. Si la consulta es sobre robos debe mirarse al Oeste.
Para realizar la consulta, el muchacho o muchacha sobre cuyas uñas se vierte el aceite, debe recitar un grupo de sesenta y siete versos de los Salmos recompilados para los Urim y Thummin, que se encuentran en el tratado “De Verbo Mirífico”, así como en el Reuchlin. En estos versos aparecen nombres de setenta y dos ángeles, que de hecho son los ángeles invocados en los Salmos para conocer las respuestas a las preguntas del consultante.
Una variante más moderna de onicomancia, consiste en adivinar el futuro a través de la forma de las uñas e incluso de las rayas y marcas en ellas. Voy a dar una breve explicación.
- Uñas anchas: corresponde a individuos muy activos, con genio, que pueden llegar a ser impetuosos y violentos.
- Uñas cuadradas: son personas que no se preocupan en exceso por la vida ni por sus problemas.
- Uñas en forma de abanico: son personas que padecen o han padecido de estrés.
- Uñas estrechas: acostumbran a ser personas de gran frialdad, poco emotivos, e incluso pueden llegar a ser egoístas.
- Uñas en forma de pera y almendrada: son gente amable; personas tranquilas y correctas. Pueden llegar a ser soñadores o vivir constantemente en el ensueño.
Actualmente, el primer método adivinatorio de onicomancia ha caído en desuso y no es muy fiable, por lo que la inmensa mayoría de videntes o mediums emplean otros métodos adivinatorios más precisos, como la astrología, el tarot, el péndulo, la bola de cristal, etc. Sólo quedan unas pocas personas de avanzada edad, localizadas generalmente en aldeas alejadas de núcleos urbanos, que aún practican la onicomancia por el reflejo de las formas en las uñas.
El segundo método que consiste en observar la forma de las uñas, aún es usado en la actualidad, sobre todo por jóvenes que desean desentrañar la personalidad de un posible amante.